¿Qué aceite uso? Cómo elegir el mejor para tus cosméticos según tu tipo de piel
- Jaboneko
- 9 jun
- 4 Min. de lectura
Cuando comenzamos a crear cosmética natural, una de las primeras preguntas que nos hacemos es:¿y ahora qué aceite pongo?La respuesta parece sencilla, hasta que nos encontramos con una lista interminable de opciones: jojoba, argán, rosa mosqueta, caléndula, coco, karité…
Todas suenan bien. Todas prometen maravillas. Pero, ¿son todas adecuadas para lo que necesito?Spoiler: no. Elegir bien el aceite es una de las decisiones más importantes en cualquier producto cosmético. Y en este artículo te voy a explicar por qué… y cómo acertar.
Por qué los aceites son la clave de un buen cosmético

Los aceites vegetales son una de las materias primas más utilizadas en cosmética natural y artesana. No solo dan textura y ayudan a mantener la piel hidratada, sino que aportan propiedades específicas según su composición: algunos son calmantes, otros antioxidantes, otros regeneradores, otros protectores…
Y lo más importante: cada piel reacciona de manera distinta. Por eso, lo que le funciona a una amiga no tiene por qué funcionarte a ti. Conocer los aceites te ayuda a personalizar tu cosmética… y a formular de forma más profesional.
¿Qué aceite va mejor para tu tipo de piel?
Vamos a hacer un pequeño viaje por los tipos de piel más comunes y los aceites que mejor les sientan. No es una lista cerrada, pero sí una buena base para orientarte.
Piel grasa o con tendencia acneica
Una piel grasa no necesita más grasa. Pero sí necesita equilibrio. Los aceites adecuados para este tipo de piel son aquellos que ayudan a regular el sebo, que se absorben rápido y no obstruyen los poros.
El aceite de jojoba, por ejemplo, es un clásico en cosmética natural porque imita el sebo natural de la piel. Le “enseña” a autorregularse.
El aceite de cáñamo es otro favorito. Es ligero, se absorbe enseguida y tiene propiedades calmantes, muy útiles cuando hay granitos o inflamación.
También el aceite de avellana, que no es muy conocido pero es excelente para equilibrar pieles grasas sin dejar sensación pesada.
¿Un truco? Úsalos en sérums ligeros o como fase oleosa de una emulsión fluida. No necesitas mucho, solo unas gotas bien elegidas.
Piel seca o deshidratada
La piel seca necesita nutrición profunda y protección. Aquí sí vamos a buscar aceites ricos, densos, con ácidos grasos esenciales que ayuden a restaurar la barrera cutánea.
El aceite de almendras dulces es suave, nutritivo y muy bien tolerado incluso por pieles sensibles.
El aceite de aguacate es más denso, pero ideal para zonas secas, escamadas o para la piel madura.
Y la manteca de karité, aunque no es un aceite como tal, es un ingrediente imprescindible en bálsamos y cremas para piel seca: rica, protectora y con un punto emoliente que da gusto.
En este tipo de pieles, los aceites no solo nutren: también ayudan a mantener el agua dentro de la piel, evitando que se evapore tan rápido.
Piel madura o con arrugas

La piel con más años necesita regeneración, elasticidad y antioxidantes. Aquí entran en juego los aceites con vitamina E, con beta-carotenos y con una capacidad especial para revitalizar.
El aceite de argán es uno de los más usados en cosmética antiedad: reafirma, protege y aporta elasticidad.
El aceite de rosa mosqueta es otro imprescindible: promueve la regeneración celular y ayuda a difuminar pequeñas marcas o manchas.
Si quieres ir más allá, el aceite de granada es un tesoro: potente, concentrado y excelente para proteger frente al estrés oxidativo.
Este tipo de aceites funciona genial en sérums nocturnos, o combinados con extractos botánicos específicos para potenciar su efecto.
Piel sensible o reactiva
La piel sensible lo que más necesita es calma. Y no todos los aceites la ofrecen.
El aceite de caléndula (realmente es un oleato, una maceración en aceite) es un bálsamo para las rojeces, eccemas y pequeñas irritaciones.
El aceite de onagra tiene ácidos grasos esenciales muy interesantes para pieles con tendencia atópica.
El aceite de pepita de uva, suave y ligero, puede ser una buena base para mezclar con otros ingredientes calmantes.
Cuida mucho el origen de los aceites si vas a formular para pieles sensibles. Que sean ecológicos y sin refinar es fundamental.
Y en jabones… también cuenta
No podemos cerrar este artículo sin hablar del uso de aceites en la elaboración de jabones artesanos. Aquí no solo influyen las propiedades cosméticas, sino también cómo se comportan químicamente durante la saponificación:
Aceite de oliva: da un jabón suave y cremoso, ideal para pieles sensibles.
Aceite de coco: aporta dureza y buena espuma, pero reseca si se usa en exceso.
Aceite de ricino: mejora la calidad de la espuma, dándole más cremosidad.
Manteca de karité: aporta nutrición y un toque de suavidad inigualable.
En resumen
No hay un aceite perfecto para todo. Pero sí hay uno perfecto para cada persona, para cada fórmula y para cada momento.
Aprender a elegirlos y combinarlos con intención es uno de los pasos que marcan la diferencia entre alguien que hace cosmética por intuición… y alguien que lo hace con conocimiento.
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