¿Cuál es el mejor método para hacer jabón?
- Jaboneko
- 31 mar
- 3 Min. de lectura
Cuando entras por primera vez en el mundo del jabón artesanal, es como descubrir una nueva galaxia. Hay aceites, mantecas, aromas, moldes... y, de pronto, tres caminos por los que empezar: proceso en frío, proceso en caliente y Melt & Pour. Y claro, te preguntas: ¿cuál es el mejor? ¿Cuál debería elegir para empezar? ¿Hay uno más profesional que otro?
La respuesta, como en casi todo en la vida, es: depende. Cada método tiene su estilo, su ritmo y su magia. Hoy quiero ayudarte a entender en qué se diferencian y cuál puede ser el mejor para ti según tus objetivos, tu tiempo... y tu forma de disfrutar el proceso.
El método en frío: el arte de la paciencia

El proceso en frío es, para muchas, el corazón de la jabonería artesana. Es el método más tradicional, donde se mezclan aceites con una disolución de sosa cáustica, y se deja que la química haga su magia. No se aplica calor externo, y esa mezcla cremosa se vierte en un molde y… a esperar.
Sí, hay que tener paciencia. El jabón necesita curar durante unas 4 a 6 semanas antes de poder usarse. Pero durante ese tiempo, el jabón se endurece, se seca, y desarrolla todas sus propiedades.
¿La ventaja? Puedes formular desde cero, decidir qué aceites usar, qué tipo de piel quieres cuidar, jugar con aromas y colores, y sentir que el jabón es verdaderamente tuyo, hecho a tu medida. ¿El reto? Hay que trabajar con precaución, porque manipulas sosa. Pero con formación y respeto, no es algo complicado.
Este método es ideal si quieres profundizar en el proceso, entender bien la saponificación y crear jabones únicos y profesionales.
El método en caliente: para quienes no quieren esperar tanto

El proceso en caliente parte de la misma base que el método en frío, pero con una diferencia clave: se aplica calor para acelerar la saponificación. Se puede hacer en una olla o en una crockpot, y al final del proceso, el jabón ya está completamente saponificado. Se vierte en el molde y, en teoría, puede usarse al día siguiente.
Es un método práctico para quienes no tienen paciencia para el curado del proceso en frío o quieren un producto rápido. También tiene un punto a favor: es más difícil que te equivoques con la sosa, porque al final del proceso ya se ha neutralizado por completo.
Eso sí, no esperes jabones tan bonitos. El calor da como resultado una textura más rústica, menos lisa. Pero igualmente maravillosa para cuidar la piel.
Ideal si necesitas jabones funcionales y rápidos, o si estás haciendo pruebas y quieres ver resultados sin esperar semanas.
Melt & Pour: la puerta de entrada más amable

Y luego está el famoso método “Melt & Pour”, que se traduce literalmente como “fundir y verter”. Aquí no trabajas con sosa ni haces saponificación: usas una base de jabón ya elaborada, la fundes, le añades tus toques (color, aroma, ingredientes extras) y la viertes en el molde. En unas horas, tienes tu jabón listo.
Es la forma más rápida, más segura y más sencilla de empezar. No necesitas conocimientos técnicos ni equipos especiales, por eso es ideal para quienes quieren iniciarse, experimentar o hacer jabones con niños.
Eso sí, no puedes formular desde cero: estás limitada a las propiedades de la base que elijas. Y hay que tener cuidado con lo que añades, porque si te pasas con los aceites o líquidos, puedes arruinar la textura.
Perfecto para quienes quieren disfrutar del proceso creativo, hacer jabones visuales, divertidos y sin complicaciones.
Entonces… ¿cuál es el mejor?
No hay una única respuesta, pero sí hay una que es mejor para ti. Si quieres aprender a fondo, comprender cada paso y crear recetas totalmente personalizadas, el proceso en frío es lo tuyo. Si necesitas rapidez y no te importa que el acabado sea más rústico, el proceso en caliente puede ser ideal. Y si solo quieres disfrutar del proceso de hacer jabón sin preocuparte por la formulación, el Melt & Pour es tu mejor opción para empezar.
Lo más bonito es que, con el tiempo, muchas artesanas terminan probando los tres. Porque cada uno tiene su momento y su lugar.
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